viernes, 13 de octubre de 2017

El coronel no tiene quien le escriba, Gabriel García Marquez



RESUMEN DE LA EDITORIAL

El coronel no tiene quien le escriba fue escrita por Gabriel García Márquez durante su estancia en París, adonde había llegado como corresponsal de prensa y con la secreta intención de estudiar cine, a mediados de los años cincuenta. El cierre del periódico para el que trabajaba le sumió en la pobreza, mientras redactaba en tres versiones distintas esta excepcional novela, que fue rechazada por varios editores antes de su publicación. Tras el barroquismo faulkneriano de La hojarasca , esta segunda novela supone un paso hacia la ascesis, hacia la economía expresiva, y el estilo del escritor se hace más puro y transparente. Se trata también de una historia de injusticia y violencia: un viejo coronel retirado va al puerto todos los viernes a esperar la llegada de la carta oficial que responda a la justa reclamación de sus derechos por los servicios prestados a la patria. Pero la patria permanece muda....

EL AUTOR

Es hijo de Gabriel Eligio García y de Luisa Santiaga Márquez Iguarán, Gabriel García Márquez nació en Aracataca, en el departamento del Magdalena, Colombia.
Cursó sus estudios secundarios en San José a partir de 1940 y finalizó su bachillerato en el Colegio Liceo de Zipaquirá, el 12 de diciembre de 1946. Se matriculó en la Facultad de Derecho de la Universidad Nacional de Bogotá el 25 de febrero de 1947, aunque sin mostrar excesivo interés por los estudios. Su amistad con el médico y escritor Manuel Zapata Olivella le permitió acceder al periodismo. Inmediatamente después del "Bogotazo" (el asesinato del dirigente liberal Jorge Eliécer Gaitán en Bogotá, las posteriores manifestaciones y la brutal represión de las mismas), comenzaron sus colaboraciones en el periódico liberal El Universal.
García Márquez contrajo matrimonio en Barranquilla en 1958 con Mercedes Barcha, la hija de un boticario. En 1959 tuvieron a su primer hijo, Rodrigo, quien se convirtió en cineasta; y tres años después, nació su segundo hijo, Gonzalo, actualmente diseñador gráfico en Ciudad de México.
A los veintisiete años publicó su primera novela, "La hojarasca", en la que ya apuntaba los rasgos más característicos de su obra de ficción, llena de desbordante fantasía.
Pero, la notoriedad mundial de García Márquez comienza cuando se publica "Cien años de soledad" en junio de 1967, en una semana vendió 8000 copias. De allí en adelante, el éxito fue asegurado, y la novela vendió una nueva edición cada semana, pasando a vender medio millón de copias en tres años. Fue traducido a más de veinticuatro idiomas, y ganó cuatro premios internacionales. El éxito había llegado por fin y el escritor tenía 40 años cuando el mundo aprendió su nombre. Por la correspondencia de admiradores, los premios, entrevistas, las comparecencias; era obvio que su vida había cambiado. En 1969 la novela ganó el Chianchiano Aprecia en Italia y fue denominado el «Mejor Libro Extranjero» en Francia. En 1970, fue publicado en inglés y fue escogido como uno de los mejores doce libros del año en Estados Unidos.
García Márquez ha recibido numerosos premios, distinciones y homenajes por sus obras; el mayor de todos ellos, el Premio Nobel de Literatura en 1982. Según la laudatoria de la Academia Sueca, «por sus novelas e historias cortas, en las que lo fantástico y lo real son combinados en un tranquilo mundo de imaginación rica, reflejando la vida y los conflictos de un continente".
El jueves 17 de abril de 2014, a los 87 años, murió en la ciudad de México Gabriel García Márquez uno de los autores más admirado y reconocido de la literatura latinoamericana.

IMPRESIÓN PERSONAL

Sabor agridulce, melancólico, es lo que rezuma la obra del maestro en esta novela que nos regaló y que ha sido mi motivo de entretenimiento durante esta última semana, pues he de deciros que me ha encantado, por su sencillez y puesta en escena.
Sin grandes aspiraciones, nos enfrentamos ante una narrativa potente que de forma sencilla y lineal, adornada con los personajes justos, nos relata la historia del Coronel y su esposa enfermiza, que aguarda de forma incansable y tenaz, una respuesta que jamás ha de llegar.
Somos peones dispuestos sobre un tablero de ajedrez donde los poderes del estado mueven las piezas a su antojo. Es una historia intimista y de denuncia ante la injusticia y el atropello de un gobierno inmisericorde que no atiende las necesidades mínimas de sus ciudadanos, donde la esperanza de nuestro personaje cae en la desgracia por la pérdida de su hijo, recuerdo que le mantiene vivo y que le hace fuerte ante la eterna espera de esa ayuda económica que aguarda impaciente, una ayuda merecida por sus servicios prestados a la patria.
La espera se convierte en rutina y de forma infatigable, nuestro Coronel aguarda cada viernes una respuesta, una respuesta que vive con esperanza. Su tesón se encuentra abrigado por el apoyo incondicional de su mujer enferma, y a pesar de que ven el mundo desde una óptica diferente, sacando fuerzas de la flaqueza que le atormenta, ella le alienta cada día para que nuestro Coronel no caiga en un abismo llamado desesperación, pues el hambre aprieta, aprieta el hambre y la herida abierta en su pecho por la muerte de su hijo, recuerdo que le acompaña en cada momento, llenándole de una amargura que traspasa el papel para tocarte como un dardo emponzoñado tu alma.
¿Terquedad, tozudez o simplemente esperanza de que las cosas se arreglaran?, simplemente porque son justas. Quizás hoy, quizás mañana, la esperanza es lo último que se pierde.

Quizás no sea una historia anclada en un país imaginario de la década de los sesenta, cuando fue escrita, porque la injusticia es atemporal, como atemporal es su obra.

1 comentario:

  1. Siento lo que voy a decir pero este libro no me gustó nada de nada y yo creo que ni lo acabé.

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